Llegué al centro de meditación Shambhala de Las Palmas de Gran Canaria hace pocas semanas. Desde el primer día conecté muy bien con el lugar y con la actividad meditativa que practicamos allí todos los jueves; aun sin haber estado familiarizada previamente con la filosofía budista.
El fin de semana pasado acudí también al taller “La bondad fundamental del ser humano”, un taller desarrollado en 3 jornadas que me ha hecho vivir una experiencia que recomiendo a todo aquel que esté en su camino de conocerse a sí mismo.
A través de ejercicios sencillos, la práctica de la meditación, también de asanas de yoga y las enseñanzas que nos transmitió Felipe; hemos ido asomándonos al conocimiento de lo que verdaderamente somos. Alejados de nuestras actividades cotidianas y el ruido de fondo del día a día, nos hemos sumergido en el silencio y en la atención hacia nuestros particulares sentires.
Muchos de los que estuvimos allí en algunos momentos exteriorizamos nuestras emociones libremente. Hubo muchas lágrimas y creo que todos nos sentimos que no había juicio ninguno por parte del otro. También sentí una inmensa conexión con todos los que participamos de la experiencia a pesar de ser personas desconocidas para mí.
Compartimos el taller y además todas las mañanas Adrián nos recibió con un fabuloso desayuno. También nos brindó un maravilloso almuerzo la tarde del sábado, que compartimos todos en absoluto silencio, cada uno a su ritmo.
Era la primera vez que yo comía de aquella manera. Rodeada de varias personas sin emitir una sola palabra. Los alimentos me supieron a gloria y me sentí realmente bien en la experiencia. Aprovecho para agradecer a Adrián y a su esposa Idayra, el tiempo y el esfuerzo invertidos para brindarnos todos esos alimentos. Casi todos caseros y hechos por ellos mismos, el pan incluso.
Me sentí realmente agasajada y mimada con todos esos detalles que no es tan habitual encontrar al acudir a eventos así. Para mí éramos una familia y no un grupo de personas desconocidas. Me sentí en definitiva realmente bien, conectada con todos.
El taller además me sirvió en un nivel puramente teórico a integrar conocimientos espirituales que aún no tenía clarificados. Todo un acierto haber estado allí.
Infinitas gracias a todos los organizadores. Entiendo que hacéis esta labor de una forma altruista sólo por la razón del amor que albergáis en vuestros corazones. Enhorabuena y gracias de nuevo.
Ana